IRON MAIDEN - Madrid (05/07/2025)
IRON MAIDEN - Madrid (05/07/2025)by Fernando Villacé
CRÓNICAS CONCIERTOS


¡Nunca digas nunca!
Eso es lo que había dicho yo sobre ir a un concierto en el Metropolitano, tras las continuas quejas de sonido vertidas en las redes sociales después de cada evento celebrado allí. Pero, ¿Cómo resistirse a una gira de clásicos de una de las bandas de tu vida? ¿Cómo resistirse a escuchar temas de discos como Killers, The Number of the Beast, Piece of Mind, Powerslave... con los que comenzó mi idilio con el Heavy Metal? ¡Ya casi hemos llegado a las bodas de oro!. Pues eso, que "la carne es débil" y las tentaciones están para caer en ellas.
Poco tuvo que insistirme el gran Abel Trasgu, socio del club de fans de "La Doncella de Hierro" en España, que además tenía la posibilidad de conseguir las entradas un día antes de que salieran oficialmente a la venta. Averiguamos cuáles eran las zonas con mejor sonido y nos hicimos con los tickets para una de ellas. ¿Acertaríamos con la elección?... La respuesta, más adelante.
En busca del Eddie perdido


La jornada Maiden empezó ya por la mañana, con el peregrinaje al Eddie's Bar acompañado por Victor (fiel compañero de batallas metaleras durante todos estos años y con quien curiosamente vi por primera vez a Maiden en la gira de No Prayer for the Dying) y Abel Trasgu (Colaborador de esta web). La publicidad en redes funcionó esta vez y nos animó a conocer el famoso bar itinerante dedicado a la mascota de los británicos, que les acompaña en casi todas las ciudades que visitan. Podrían haber escogido un sitio más cercano al estadio o al menos mejor comunicado con transporte público que la sala ReviLive. Tan mal ubicada está, que ni el propio Eddie se acercó por allí (no había ni una sola representación del famoso bicho más allá de los carteles y camisetas del merchan). La experiencia no estuvo mal, pero considero que se lo deberían currar un poco más: bandas en directo de forma continua, alguna estatua o proyección de Eddie, una exposición conmemorativa por los 50 años de la banda… Espero que en próximas ocasiones se esmeren más y que traigan más merchandising, ya que estaba prácticamente agotado. Pero bueno, matamos el gusanillo, tomamos unas birras, nos hicimos la foto... ¡y pa'l Metropolitano!, que es donde nos esperaba lo bueno.
Teñido a negro




Así lucían los alrededores del estadio del Atleti. Las camisetas rojiblancas que normalmente invaden la zona los días de fútbol habían sido sustituidas por negras, parte indispensable del uniforme de los heavys que ese caluroso sábado jugábamos como locales en el famoso estadio. Diría que el 95% de esas camisetas eran de IRON MAIDEN, luciendo en sus estampados Eddies de todos los colores, estilos y épocas que te puedas imaginar. Estoy seguro de que, entre las casi 60.000 camisetas que teñían de negro Madrid, podrías encontrar prácticamente todas las representaciones de Eddie publicadas hasta la fecha.
Daba igual qué tipo de transporte tomaras, por qué zona pasearas, a qué tipo de local entraras durante las horas previas al concierto: Siempre te encontrabas a Eddie. Qué grata sensación me dio ver los aledaños del estadio convertidos en el epicentro del Heavy Metal en España y comprobar que no sólo los sucedáneos de música que triunfan en la actualidad son capaces de llenar estadios. Poco a poco se iban conformando grupos de amigos venidos de todos los puntos del país. Era frecuente ver abrazos de gente que no se veía desde hace mucho tiempo, unidos una vez más por el inquebrantable vínculo que supone la pasión por Iron Maiden en particular y por el Heavy Metal en general. ¡Un vínculo inmortal!, porque aunque muchos den por muerto y enterrado al estilo, esa noche pudimos comprobar que todavía nos faltan muchos "aquelarres metaleros" por vivir.
Mientras la hora de apertura de puertas se acercaba y los nervios crecían, hicimos una ronda de reconocimiento por los alrededores del estadio: visitamos algunos puestos de merchandising (cada vez con precios más prohibitivos, como si los heavys de repente hubiésemos escalado a las clases altas, una cosa es que las bandas actualmente vivan de los conciertos y la venta de merchandising y otra que tengas que vender un riñón cada vez que quieras comprarte una camiseta, más que nada porque sólo disponemos de dos riñones), cogimos fuerzas a base de "zumo de cebada", saludamos a viejos amigos... hasta que llegó el momento del acceso, que resultó rápido y sin los agobios habituales en este tipo de macro-eventos (mini-punto para la organización). Una vez dentro del estadio, ya ubicados en nuestro sector, miras alrededor y te das cuenta de la majestuosidad del recinto y, por tanto, del evento. Ligeramente escorados a la izquierda del escenario, la visibilidad era bastante buena, pudiendo apreciar prácticamente toda la escenografía. Aunque faltaba por comprobar lo más importante y lo que más miedo me daba: el sonido.
AVATAR
(Sí pero no, no pero sí)








Los suecos son una de las bandas que más parabienes se llevan actualmente en las redes. Al parecer, lo tienen todo: calidad, imagen, buen directo… y sí, es cierto, tienen todo eso, pero para mí les falta lo que a muchas bandas de su estilo hoy en día, una cosa muy importante para los que crecimos en los 70, 80 y 90, que se llaman CANCIONES, pero canciones de esas que hacen cantar a un estadio entero, como un poco más tarde pudimos comprobar.
Llamaron bastante mi atención con el primer tema, “Dance Devil Dance”, tanto musicalmente como por su poderosa imagen y puesta en escena. Pero ahí se quedó, a partir del segundo o tercer tema se me hicieron aburridos. Y eso que son bastante variados, alternando momentos cañeros con calmados e incluso melódicos... pero cuando algo no entra, no entra. Para mí, AVATAR seguirá siendo una entretenida película de James Cameron o los muñequitos que se utilizan en redes sociales para identificarse.
A pesar de mi opinión, consiguieron atraer a un buen número de fans que disfrutaron con ellos, viendo la reacción del público, sobre todo en pista. Lo mejor fue que nuestra primera "prueba de sonido" fue superada, ya que aquello no sonaba nada mal. Parece que la labor de investigación para dar con una ubicación con buena acústica había dado sus frutos. Es lo bueno de tener amigos del Atleti ¡gracias, Juanjo!.
No conozco la música de AVATAR lo suficiente como para hacer una crónica en profundidad, así que os remito a la gran cantidad de buenas reseñas que hay publicadas de su concierto. Para los seguidores de la banda, según dicen en otros sitios, tocaron estos temas:
Dance Devil Dance
The Eagle Has Landed
Captain Goat
In te Airwaves
Bloody Angel
The Dirt I'm Buried In
Smells Like a Freakshow
Hail the Apocalypse
IRON MAIDEN
(La Doncella no envejece)




















Tras la lógica espera para acondicionar el escenario para los cabezas de cartel, empezó a sonar el famoso “Doctor Doctor” para que todo el mundo tomase posiciones y las pulsaciones de la mayoría se acelerasen a velocidad terminal. Desde los primeros compases se notaba que había ganas de fiesta. El tema de UFO fue coreado y aplaudido como si de un tema propio de Iron Maiden se tratase.
Si me diesen a elegir una intro para un concierto de los británicos, sin duda elegiría “The Ides of March”. Era la intro de la primera cinta que me compré y, por tanto, podría considerarla "mi intro" al mundo del Heavy Metal. Así que cuando empezaron a sonar esas notas que he escuchado miles de veces y que mi cabeza reproduce sin esfuerzo alguno, la emoción que me invadía seguramente se podría hasta ver flotando a mi alrededor, al igual que alrededor de muchas de las más de 60.000 almas que acompañaban esas notas con sus palmas mientras las pantallas nos hacían callejear por una ciudad muy de la estética de las primeras portadas de la banda, desembocando en la famosa Rue Morgue.
Sampleada sonó la parte inicial instrumental de “Murders in the Rue Morgue”, coreada al unísono por la mayoría de los asistentes a ritmo de “lo, lo, lo”, hasta que la pirotecnia dio la bienvenida a la banda al completo. Con la icónica portada del álbum Killers de fondo, salieron en tromba con una energía impropia de señores de su edad. Hasta las arrugas que ya no pueden disimular en las fotos promocionales parecieron borrarse en aquel instante. ¡Menuda caña!
Con un Bruce en plena forma física y vocal, Janick con ese pasito tan peculiar suyo y jugueteando continuamente con su guitarra (tanto que a veces dudo hasta de que la toque), Steve con sus ya habituales bermudas recorriendo de un lado a otro del escenario o apuntándonos de vez en cuando con su bajo, siendo Adrian y Dave los que ponen un poco de calma y cordura en medio de tanta locura.
Una de las mayores incógnitas del show era comprobar cómo lo haría el nuevo batería sustituyendo al gran Nicko McBrain. Pero poco puedo decir sobre Simon Dawson, ya que por la posición que teníamos era casi imposible verlo, tanto a él como a su “minúscula” batería. Tampoco es que entienda mucho de baterías, pero me pareció que sonaba más moderno, con mucha pegada y no tan clásico como Nicko, al que personalmente eché de menos. Además de haber sido muy importante para la banda desde que ingresó con Piece of Mind en 1983, su kilométrica batería era parte destacada del “Universo Maiden” en directo.
Con las mismas ganas continuaron con “Wrathchild”, que se me hizo extraño no escucharla inmediatamente después de “The Ides of March”, tal y como lo hace en el disco. ¡Cómo me han gustado siempre esos “Uhhh iau!, Uhhh iau! del comienzo de “Killers”, que Mr. Dickinson interpretó incluso mejor de lo que lo hacía en sus comienzos, según he podido comprobar en varias grabaciones en directo de aquella época. La primera aparición de Eddie, con su "hacha asesina" y un aspecto muy similar al de los “gigantes y cabezudos” típicos de muchas fiestas de nuestra geografía, montó la algarabía esperada que siempre se genera cuando la archiconocida mascota hace acto de presencia sobre el escenario.
Durante este bloque "Killers" destacaría también la lección que nos dio Bruce de cómo hacer malabarismos con el micro al más puro estilo Joey Tempest o David Coverdale en sus mejores tiempos. Aunque no lo había comentado hasta ahora, el sonido era bastante bueno para lo que podíamos esperar. Aunque también ayuda mucho saberse los temas tan bien, lo que hace que no prestes tanta atención a los posibles problemas.
Para mí, ”Phantom of the Opera” fue uno de los momentos álgidos del show. Con un gran sonido ya en ese momento, Bruce se hizo con la batuta de director de orquesta y nos manejó como quiso, haciendo que con cada uno de los muchos cambios de ritmo del tema hiciésemos una cosa: gritar, alzar el puño, balancear los brazos, saltar, bailar, cantar... Increíble ver a 60.000 personas hipnotizadas por uno de los mejores frontman de la historia del Heavy Metal.
Considero que esta primera parte del show es una especie de homenaje al recientemente fallecido Paul Di'Anno, interpretando la banda varios de los mejores temas de su época. Hubiese estado bien ver en las pantallas alguna imagen del cantante original de la banda, cierto es que sus cuotas más altas de popularidad llegaron con Bruce al frente, pero no podemos obviar el legado de Paul.
No pudieron elegir mejor forma para adentrarnos en la “era Bruce” que con “The Number of the Beast”. Si eres seguidor de los británicos, es imposible no sentir un escalofrío con la narrativa inicial del mítico tema o con el grito que da paso a la parte cañera, esta vez acompañado por columnas de fuego para sumergirnos en el mismísimo infierno.
“The Clairvoyant” fue la primera pieza elegida del Seventh Son of a Seventh Son. A la invitación de Bruce para saltar durante el alegre estribillo, respondieron los mismísimos Steve y Janick, que se unieron a la casi totalidad del público.
A las múltiples facetas de Bruce —cantante, piloto, empresario, monologuista, esgrimista, licenciado en Historia…— hace tiempo que habría que añadir la de actor, como demostró durante “Powerslave”, con el cantante caracterizado con una máscara que nos adentró de lleno en el mundo egipcio. El escenario repleto de antorchas convirtió el momento en algo ciertamente épico. Un nuevo escalofrío recorrió mi cuerpo al ver reflejada en la pantalla la imagen de una pirámide muy similar a la de un gran póster que ocupó un sitio privilegiado en mi habitación durante mis años de estudiante. ¡Ufff, qué recuerdos!
Seguimos bajo el poder de los esclavos para hacernos creer que sólo faltaban dos minutos para la medianoche, aunque prácticamente no había ni anochecido. ¡Otro clasicazo pa’ la buchaca!
Durante más de 13 minutos, el oscuro barco proyectado en la pantalla parecía navegar sobre nuestras cabezas mientras escuchábamos la historia de su maldición. “Rime of the Ancient Mariner” era uno de los temas que más ganas tenía de escuchar, ya que es de mis favoritos y no había tenido ocasión de hacerlo nunca en directo. El momento del interludio instrumental, dominado por el bajo de Harris mientras se van sumando las guitarras para el "in crescendo" final, me resultó realmente mágico. La suerte de haber podido escoger un sitio con buena acústica me permitió disfrutar al máximo de otro de mis momentos estelares de la noche.
Muchos critican el espectáculo actual de los británicos por "moderno", diciendo que prefieren los famosos telones traseros. ¡Amos, no me jodas! No aprovechar las tecnologías actuales para enriquecer el espectáculo con las posibilidades que tiene una banda como Iron Maiden con Eddie sería un delito. Así sucedió en “Run to the Hills”, durante la cual, toda la banda parecía sumergida entre infernales llamas mientras Bruce recorría las innumerables rampas del escenario. Un momento que seguro disfrutaron incluso los "posers" (aunque no me pareció ver muchos, la verdad), ya que es uno de los primeros temas que aparece en Spotify. El grito antes de acometer el estribillo final siempre ha sido un termómetro del estado de forma de Bruce, y a mi parecer, salió muy bien parado en esta ocasión.
La tecnología volvió a brillar, convirtiendo las llamas en fríos bloques de hielo que nos daban pistas del siguiente hit: “Seventh Son of a Seventh Son”. No sé si en esta ocasión llevarían un teclista camuflado como hacían antes o han optado por samplers, pero los teclados aportaron una gran epicidad durante el desarrollo del largo tema. Bruce, ahora con un tres cuartos, teatralizó de nuevo la puesta en escena. Mientras miraba la icónica portada proyectada del álbum, pensaba lo fácil que es hoy animar cualquier imagen... justo cuando esa portada cobró vida. Otra mejora clara respecto a los antiguos telones.
Creo que el único tema que han tocado siempre que los he visto ha sido “The Trooper”. Saben que nadie les perdonaría no poder corear en vivo los "ohhh, ohhh, ohhh" más famosos de la historia del Heavy Metal. El General Dickinson, ayudado por otro Eddie “de los de verdad”, consiguió reclutar en segundos a un batallón de 60.000 soldados dispuestos a seguirles al campo de batalla. Este fue uno de esos momentos en los que muchos encontramos nuestro propio nirvana, y no queríamos salir de él.
Y para rematar la faena, esa oda al Heavy Metal llamada “Hallowed Be Thy Name”, cuya partitura debería aparecer en todos los libros de música. Uno de mis compañeros comentó que le sonó más lenta de lo habitual, aunque a mí me sonó a gloria. La puesta en escena durante este tema es de las más espectaculares del show, con Bruce enjaulado y vestido de preso, representando al protagonista de la canción, hasta que finalmente escapa y se adueña del escenario.
Reconozco que “Iron Maiden” no es de mis temas favoritos, pero sé que, por lo que representa, no puede ser retirado del setlist. Es el momento en el que normalmente suelen presentar al Eddie más espectacular. Algunos puretas critican que hayan sustituido al inflable por uno n 3D. A mí, particularmente, me convenció esta nueva versión. Ya sabes, "renovarse o morir".
Durante la pequeña tregua que nos dieron para esperar a los asegurados bises, aproveché para preguntar que le estaba pareciendo el show a un incondicional de la banda, como es mi ex-compañero en Defensores de la Fe del Metal Fernando Nadales, y su respuesta fue contundente: "Muy bien, mejor que en el anterior tour en Barcelona", con eso creo que queda todo dicho ¡Qué grande eres Fer!.
Solo con escuchar el discurso de Churchill ya nos emocionamos, porque sabemos que es la hora de Aces High, el tema que, según el propio Bruce, más le cuesta cantar. Aunque viendo cómo le quedó esa noche, nadie diría que el vocalista ha superado no hace tanto un cáncer de lengua. Bruce salió a escena con el casco de aviador, aunque en esta ocasión no se atrevió a hacer el “espagat aéreo” que hacía en la gira Legacy of the Beast World Tour de 2019. El avión inflable de aquella gira fue sustituido por imágenes no menos espectaculares de batallas aéreas, con Eddie en modo Barón Rojo derribando a cualquier enemigo que osase cruzarse en su trayectoria. Otro de los grandes momentos visuales del show.
Para emociones fuertes, el ver el Metropolitano iluminado por decenas de miles de móviles apuntando al cielo durante Fear of the Dark, que se comportó como el gran himno en el que han conseguido convertir este temazo gracias a interpretaciones como la de esa noche. Ahora sí me creo lo del “miedo a la oscuridad”, ya que en las últimas cuatro veces que he visto a la banda en directo, gran parte del show ha transcurrido a plena luz del día.
Y como fin de fiesta, no podía ser otro tema que Wasted Years, uno de los más melódicos y accesibles de la banda, que fue el colofón perfecto para una noche realmente mágica. Como pequeña crítica, comentar que aunque las pantallas que rodeaban a los músicos sí representaban la ambientación cyberpunk de Somewhere in Time, eché de menos el repaso a las portadas de la banda tal y como se ven en el videoclip. Hubiese quedado más espectacular haber animado todas las portadas y Eddies hasta Fear of the Dark, en lugar del soso “fondo de Windows” que proyectaron. Aspecto que, por supuesto, no impidió que todo el estadio cantara el tema a pleno pulmón, sabiendo que esa era la última.
Al final del tema, la banda salió a despedirse. Me resultó curioso lo rápido que se retiró Bruce Dickinson, y que el último en abandonar el escenario fuese “el nuevo”. También me llamó la atención que no hicieran el típico saludo grupal con todos abrazados, saludando al respetable. Sea como fuere, se llevaron una merecidísima ovación tras la mágica noche que nos habían regalado.
Una vez finalizado el concierto, fui plenamente consciente de lo que acababa de presenciar: UNA NOCHE HISTÓRICA para el Heavy Metal en Madrid, que superó todas mis expectativas, incluido el tan temido sonido del Metropolitano. Hasta la fecha ha sido el concierto más multitudinario de Iron Maiden en nuestro país ¿Habrán tocado techo?.
Sobre el setlist, no habría quitado nada de lo que sonó, pero sí que habría incluido alguna más. Al menos Tailgunner, del No Prayer for the Dying, único disco que no tuvo representación y al que tengo un cariño especial, ya que durante su gira fue la primera vez que vi a la banda en directo.
Llevo muchos años viendo conciertos de “dinosaurios” y muchas veces sales con la sensación de que quizás haya sido la última vez que los vas a ver… pero esa noche, para nada fue así. Creo sinceramente que a La Doncella de Hierro todavía le quedan muchas ejecuciones por realizar y muchas alegrías por darnos.
UP THE IRONS!
Gracias Iron Maiden, gracias Heavy Metal.
Y recordad: Mucho Rock, mucho Heavy Metal… y sobre todo ¡NUNCA DEJÉIS DE SOÑAR!
Setlist:
The Ides of March
Murders in the Rue Morgue
Wrathchild
Killers
Phantom of the Opera
The Number of the Beast
The Clairvoyant
Powerslave
2 Minutes to Midnight
Rime of the Ancient Mariner
Run to the Hills
Seventh Son of a Seventh Son
The Trooper
Hallowed Be Thy Name
Iron Maiden
Aces High
Fear of the Dark
Wasted Years





















Pincha el enlace para ver resumen del concierto en TikTok: https://vm.tiktok.com/ZNdas7ksf/